MENORES Y TELÉFONOS MÓVILES: ¿QUÉ DEBO SABER ANTES DE DARLE UN TELÉFONO MÓVIL A MI HIJO?

¿QUÉ DEBO SABER ANTES DE DARLE UN TELÉFONO MÓVIL A MI HIJO?

La tecnología, y en concreto los teléfonos móviles, forman parte del día a día de millones de personas. Desde su aparición hace escasos años, las personas hemos pasado de vivir ajenos a ellos a apenas saber vivir desprendidos de estos dispositivos. La telefonía móvil, al margen de su principal funcionalidad (poder llamar y recibir llamadas), ha conseguido crear unos dispositivos con un enorme potencial reforzador al incidir su uso de manera directa sobre el sistema dopaminérgico o sistema de recompensa de nuestro cerebro. Es por ello, que consideramos necesario incorporar a este blog una serie de datos que podrían ser útiles para las familias que se estén planteando facilitarles un dispositivo de estas características a sus hijos:

  1. Tiempo de uso de pantallas por horquillas de edad.

Según la Academia Americana de Pediatría, el tiempo de uso de pantallas por horquillas de edad sería el siguiente:

  • Entre 0 y 2 años no se debería permitir ningún uso de pantallas.
  • Entre 2 y 5 años el uso podría oscilar entre media hora y una hora al día.
  • Entre 7 y 12 años el uso no podrá superar una hora y siempre que sea posible, bajo la supervisión de un adulto. Esta hora no deberá ser durante las comidas.
  • Entre 12 y 15 años, el uso máximo sería de una hora y media.
  • A partir de los 16 años, el tope de uso recomendado no debería exceder de dos horas.

Como se puede ver, estas recomendaciones de uso van referidas a pantallas en general, de ahí que el tiempo de uso del teléfono móvil iría repartido con otras pantallas como serían las de la televisión y los ordenadores, debiendo ser más reducido si cabe por tanto el tiempo de uso diario destinado a dispositivos móviles.

  1. Principales riesgos y consecuencias negativas derivadas del uso abusivo de los teléfonos móviles.

El uso de la telefonía móvil lleva aparejado una serie de riesgos que, especialmente en población infanto-juvenil, puede acarrear múltiples consecuencias negativas si se hace un mal uso de estos dispositivos. Entre los riesgos podrían mencionarse los siguientes:

  • La reducción en las relaciones sociales, al destinar tiempo que antes se empleaba en compartirlo con los iguales a emplearlo en el uso de teléfonos móviles. Sólo hay que observar cómo en ocasiones incluso pasando tiempo juntos, los chavales lo hacen mirando cada uno a su propio dispositivo en vez de interactuando entre ellos.
  • El potencial riesgo a desarrollar TCAs (trastornos de la conducta alimentaria) y/o dismorfias corporales debido a la exposición a los cánones estéticos actuales.
  • El mal uso de la información, bien sea por acceder a contenidos de tipo pornográfico, violento, consejos para desarrollar conductas alimentarias nocivas, conductas auto líticas, el acceso a información procedente de noticias falsas, o compartir con los iguales ciertas imágenes o aspectos de la vida que deben quedar en la esfera de la vida privada de cada uno y que puedan ser utilizadas en su contra.

En atención a estos riesgos, un mal uso o bien un uso excesivo o inapropiado de estos instrumentos podría traer consigo las siguientes consecuencias negativas:

  • La merma en la realización de conductas más favorables para la población de esta edad por estar empleando este tiempo en usar un teléfono móvil.
  • Alteraciones en el sueño, en la higiene y en la alimentación.
  • Reducción en el rendimiento y en los resultados académicos.
  • Carencias en las habilidades para relacionarse con otras personas.
  • Saturación mental por el uso excesivo, pudiendo esto derivar también en problemas de conducta, ansiedad y/o depresión.
  • Insatisfacción corporal y la consecuente merma en la autoestima y el auto concepto.
  • Dificultados para desconectar y sobresaturación del sistema dopaminérgico de recompensa.
  1. Principales beneficios y consecuencias positivas derivadas del buen uso de los teléfonos móviles.

Dado que no todo lo relacionado con el uso de estos dispositivos en población joven es negativo, es ahora el momento de hacer referencia a todos los beneficios que un buen uso de esta tecnología puede aportar a la población infanto-juvenil:

  • Seguridad: El hecho de que los menores tengan teléfonos propios permite que sus padres siempre puedan estar en contacto con ellos. Además de esto, también existen aplicaciones de rastreo que permiten a los padres conocer el paradero de sus hijos en todo momento.
  • Valor educativo: Los dispositivos móviles pueden tener otros muchos usos que ofrezcan a los niños/as la oportunidad de aprender mientras juegan o realizar aprendizajes de un modo lúdico aprovechando las oportunidades que esta tecnología ofrece. Sin duda son un gran recurso de acceso a la información.
  • Socialización: Al igual que los teléfonos permiten que los padres puedan contactar con sus hijos,  los niños y niñas pueden valerse de sus teléfonos para mantener el contacto con su grupo de iguales. De todos modos, al igual que se ha mencionado anteriormente, se recomienda que las familias supervisen el uso que sus hijos hacen del teléfono a fin de evitar que puedan mantener contacto con extraños o personas que puedan violentarles.
  • Entretenimiento: Además de las posibilidades educativas, los menores pueden disfrutar del uso de estos dispositivos ya que ofrecen la posibilidad de ver videos, escuchar música y jugar. Siempre que este uso se permita de manera controlada, estos dispositivos pueden ser una interesante fuente de divertimentos para ellos.
  • Responsabilidad: El hecho de ofrecerles un teléfono del que responsabilizarse permite que desarrollen un sentido de la responsabilidad tanto respecto del cuidado de su teléfono como sobre el modo de usarlo, debiendo los padres asegurarse antes de entregárselo de que sus hijos están capacitados de cuidar y hacer un buen uso de su propio teléfono móvil. 
  1. Recomendaciones familiares

Hacer un buen uso de los dispositivos móviles implica atender al nivel de madurez del niño, las necesidades individuales y la capacidad de las familias para supervisar y establecer límites en el uso del dispositivo móvil. Es esencial educar sobre el uso responsable y seguro de la tecnología desde una edad temprana, para así poder fomentar su pensamiento crítico sobre los contenidos online y sobre acudir a un adulto cuando necesite ayuda o sucedan circunstancias que puedan ponerles en peligro. Entre las recomendaciones, encontraríamos las siguientes:

  • Fijar límites de tiempo de uso: Establecer y pactar el límite de tiempo es algo imprescindible. El tiempo que se fije deberá acotarse a los máximos antes mencionados y siempre tras el cumplimiento de una serie de normas, como por ejemplo, el hacerlo dentro de unos márgenes de horas y tras tener hechas las tareas escolares. Sería recomendable también establecer reglas para el uso del teléfono móvil durante las comidas, en eventos familiares, o hasta unas horas antes de la hora de dormir.  Todas estas limitaciones irán en favor de la comunicación y del correcto desarrollo del vínculo familiar.
  • Supervisar el contenido: Estar seguros de a qué contenido tienen acceso nuestros hijos se vuelve primordial en población de estas características. Para poder llevar esta tarea a cabo, los padres podrán valerse de aplicaciones de control parental a fin de una mejor consecución de este fin, así como también de establecer una buena comunicación y confianza con sus hijos para que estos les informen de qué contenidos ven y que sepan cuándo acudir a ellos si tienen dudas o les aparecen contenidos que puedan resultarles peligrosos.
  • Promover un uso seguro: Fomentar el conocimiento de nuestros hijos sobre privacidad y ciberseguridad potenciará su seguridad, evitando que estos menores faciliten datos personales así como también el que no se comuniquen con extraños.
  • Emplear aplicaciones educativas: Conocer aplicaciones educativas de calidad y juegos que fomenten el aprendizaje sería una buena manera de enfocar el uso de estos dispositivos en nuestros hijos hacia la formación y la enseñanza.
  • Comunicación abierta: Al igual que en muchas otras áreas personales, el fomentar una comunicación abierta permitirán que nuestros hijos se sientan cómodos compartiendo sus experiencias online, favoreciendo así que puedan explicarnos si han experimentado alguna situación incómoda, pudiendo ayudarles a gestionarla.
  • Predicar con el ejemplo. Las familias deberían ser las primeras en hacer un buen uso de estos dispositivos y servir como modelos adecuados de conducta. Antes de exigir un uso adecuado del teléfono a nuestros hijos, nosotros debemos ser quienes tengamos un uso responsable y correcto de estos dispositivos.
  • Mantenerse informados: Es muy recomendable estar al día sobre las herramientas de control del uso del teléfono, restringiendo el acceso de estos a determinadas apps y webs, así como también emplear apps de limitación del tiempo de uso del teléfono. Y porqué no, estar al día de las apps, redes sociales y demás que usan nuestros niños, para saber qué es a lo que se están exponiendo y poder acercarnos a ellos de una manera comprensiva, empática y no juiciosa y crítica que nos permita educar y poner límites de una manera útil.

Los expertos afirman que en las sociedades actuales impedir por completo el uso de móviles a los menores actuales es una medida utópica y de casi imposible aplicación. Ante estas circunstancias, entidades como las familias y los centros educativos tienen una gran responsabilidad a la hora de asegurarse que nuestros menores hagan un uso sano y responsable de estos dispositivos, evitando por tanto que la alternativa sea la restricción total.

 

Por Mario Benéitez.

Psicólogo

Prácticum Máster Psicología General Sanitaria UNED-CEPSICAP